El Ácido Hialurónico ha sido por muchos años un relleno ideal, ya que ofrece resultados excelentes e inmediatos, con gran seguridad y diversidad en su presentación, con lo cual permite ser aplicado en cualquier área de la cara, cuello y manos dependiendo de su referencia, ya que es un producto no irritante, no tóxico y no sensibilizante.
El ácido hialurónico es un glucosaminoglicano polisacarido presente en el cuerpo humano y producido por diversos tipos de células, siendo el mayor componente de la matriz extracelular, que representa una sustancia que engloba todos los órganos, tejidos y células del organismo, jugando un papel fundamental en su protección, nutrición, inervación, irrigación y función inmunológica ante agentes infecciosos, tumorales y tóxicos. En consecuencia, con el paso de los años su cantidad disminuye, lo cual se traduce en arrugas, envejecimiento, pérdida de lozanía y desvitalización de la piel.
El ácido hialurónico en la piel es producido por los fibroblastos y ayuda a mantener su volumen y viscoelasticidad, siendo capaz de absorber grandes cantidades de agua, lo cual permite un inmediato aumento de volumen tras su inyección como relleno facial y de otras áreas, promoviendo de manera indirecta una formación de nuevas fibras de colágeno en el tratamiento de arrugas faciales, surcos y restauración de volúmenes en diversas áreas.
Estos productos de la mejor calidad, son soportados por laboratorios que realizan estudios de manera permanente para mejorar y evolucionar sus productos día a día. El ácido hialurónico tiene la gran ventaja de la versatilidad en sus presentaciones, de manera que existen referencias específicas para ser utilizadas casi en cada área del rostro, optimizando su efecto y seguridad en el paciente, logrando así, tratar arrugas de todo tipo de profundidad, en todas las partes de la cara, el cuello y el área del escote.